En 1788,
cuando llegó la primera flota de convictos
traídos desde el Reino
Unido, se
estima que menos de 8.000 aborígenes habitaban las regiones aledañas
a la actual ciudad. Arthur
Phillip fundó
la colonia penitenciaria en Port
Jackson, más
conocida como la bahía de Sídney. En abril de 1789,
un aparente brote de viruela
acabó con la vida de la mayoría de los aborígenes. Además de la
viruela, una serie de enfrentamientos violentos entre los colonos y
la población original acabó con más aborígenes, quedando pocos
cientos de ellos para 1820.
El entonces gobernador de Australia, Lachlan
Macquarie,
decidió 'civilizarlos, cristianizarlos
y educarlos', y los separó de sus clanes. La era de Macquarie fue de
gran desarrollo, y los convictos construyeron caminos, puentes y
edificios públicos. La llegada de inmigrantes de las islas
británicas
entre 1830
y 1850
motivó la aparición de casas en las afueras, y la ciudad se
expandió rápidamente.
El 20
de julio de
1852,
Sídney fue declarada una ciudad, la primera de Australia, siendo
Charles H. Chambers el primer alcalde. La Fiebre
del oro de 1851
atrajo a muchos más inmigrantes a Australia, siendo Sídney para la
mayoría su primer punto de llegada.
La llegada de la
Revolución
industrial
significó la industrialización
de la ciudad, que para inicios del siglo
XX sobrepasó
el millón de habitantes. Aunque la Gran
Depresión
afectó a Sídney, esto no impidió que se terminara de construir el
puente
del puerto en
1932.
En las últimas
décadas, Sídney poco a poco se ha convertido en una ciudad
cosmopolita
debido a la llegada de asiáticos y árabes.
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